MAYKA PANIAGUA
Empresarios,
 banqueros y aristócratas poseen fincas desde las que controlan las 
cacerías. Estos son los dueños de los cotos de caza más exclusivos.
Quienes han estado en la Dehesa de los Llanos
 aseguran que es un ejemplo de gestión agrícola, ganadera y cinegética 
sostenible. La finca, situada a tan solo quince kilómetros de Albacete, 
pertenece al marqués de Larios desde el siglo XIX. La familia ha sabido 
compatibilizar la explotación agropecuaria y cinegética en sus diez mil 
hectáreas de finca. Aquí triunfan el queso artesanal, su aceite de oliva
 y el vino Mazacruz. 
El
 coto, uno de los sancta santorum de la perdiz roja y en el que también 
los jabalís, ciervo, gamos o muflones viven en libertad, se encuentra en
 una extensa zona de monte poblado de romero, jara y carrasca y coronado
 por un lago natural. Aquí, algunos personajes públicos, como Francisco 
Franco o el rey Juan Carlos I,  han disfrutado de las comodidades de la 
casa palacio de más de veinte dormitorios desde cuyas paredes saluda 
algún que otro Goya.
La
 Casa Larios entró en el sector de los caldos en los años 20 para 
después incorporar la ginebra. Aunque fueron los vinos los que lograron 
dar popularidad a los negocios familiares, también contribuyeron al 
despertar industrial de Málaga a través de Industria Malagueña, 
Ferrocarril Málaga-Córdoba, Sociedad de Vapores, Compañía de Seguros, 
Barico de Málaga, ingenios azucareros, explotaciones mineras y entidades
 agrícolas.
Pertenece al holding Mazacruz
La
 titularidad de la finca la ostenta el holding Mazacruz, con propiedades
 en toda España y valorado en más de 700 millones de euros. El grupo, 
creado en 1994 por Carlos Gutiérrez-Maturana Larios Príes, está 
gestionado por Carlos, nacido del primer matrimonio del fundador con 
Julia Altuna y actual marqués de Paúl. Sin embargo, desde el 
fallecimiento de su padre en 2004, la fortuna ha sufrido está los 
reveses de una herencia polémica y mal resuelta entre los hijos del 
primer y segundo matrimonio.
Tras
 trece años, y un laberinto judicial que suma 40 procesos judiciales, el
 pasado mes de abril un tribunal dictó la disolución del emporio. Casi 
al mismo tiempo la sociedad que gestiona esta propiedad, Dehesa de los 
Llanos S.L., con un activo valorado en algo más de catorce millones de 
euros, nombraba como administrador único al marqués.
Más de 5.000 millones
No
 hay duda que España es un emporio de la caza. No sólo la pasión por 
este deporte ha unido a reyes, aristócratas, banqueros, empresarios, 
jueces, políticos, toreros…. sino que nuestro país es uno de los destinos preferidos de cazadores de todo el mundo por su riqueza cinegética y su biodiversidad. 
Dice
 la Oficinal Nacional de la Caza que el sector generó más de 5.000 
millones de euros. El Círculo Fortuny rebaja la cifra a 3.635.756.996 
euros y valora en 43 millones de hectáreas, divididas en unos 33.000 
cotos, las propiedades que se dedican a la actividad cinegética. De 
ellos, solo el 2% son intensivos, esto es, los que se dedican a la caza 
mediante sueltas periódicas de piezas criadas en granjas. Los 
propietarios de estos cotos intensivos suelen ser familias de la alta 
sociedad o acaudalados empresarios agrícolas y los clientes, sobre todo,
 nacionales pero también extranjeros entre los que destacan los 
franceses, ingleses, alemanes y americanos.
Una
 de las piezas más preciadas es la perdiz roja. Los cazadores cuentan 
que nada es comparable a la bravura, agilidad y al vuelo vertical de 
esta pieza. El ojeo de perdiz es un arte que comenzó en España a finales
 del siglo XIX, cuando Alfonso XII involucró a las familias más 
importantes para que en sus propiedades se cazara bajo esta modalidad. 
Después, con la dictadura, fue el general Franco quien le dio un nuevo 
impulso.
La realeza de El Crespo y La Toledana
Esta
 especialidad se puede practicar en El Crespo, un coto de 20.000 
hectáreas de colinas de frondosa vegetación, olivares o llanuras de 
trigo y cebada situado en Fuenllana, Ciudad Real, que garantiza la caza 
tradicional, la excelencia en el servicio y una estancia basada en un 
trato hospitalario que han probado cazadores de élite de todo el mundo. 
Al frente están María Contreras de Landaluce, el “alma” de una empresa 
que dirige “con talento y sensibilidad, cuidando cada detalle”, Pedro de
 Borbón Dos Sicilias, duque de Calabria y primo del Rey Felipe VI, y su 
suegro, José Manuel Landaluce. Ambos se criaron con el olor de la 
pólvora y la vida les unió en esta aventura en la que se respira caza 
por los cuatro costados.
Pedro
 de Borbón, ingeniero de caminos, tiene otra finca cinegética ‘La 
Toledana’, junto al Parque Nacional de Cabañeros. Aquí reside gran parte
 del tiempo, junto a su mujer, Sofía Landaluce, y sus hijos, y aquí se 
ha visto en alguna ocasión a la familia real. Apasionado del campo y la 
naturaleza, puede decirse que todas las empresas que gestiona tienen 
algo que ver con la naturaleza. Ha fundado empresas de alimentación 
animal, gestionado fincas forestales, agrícolas, ganaderas y cinegéticas
 a través de Agrocinegética San Humberto, Forestal de Boniches, Piensos 
Thurma S.L., Hato 13, Turolense Forestal, Dehesa de la Higuera, (que 
comparte con sus hermanas) Gerystec, Gubel S.A.. Por 400 euros, el 
cazador tendrá a su disposición una flora de servicios ‘premium’, como 
ojeadores, secretarios, un cargador o un camarero, el perrero y el 
guarda.
La Nava, cacerías a medida
También
 en La Nava, un coto situado en Castellar de Santiago que visitan 
miembros de la realeza, magnates internacionales, líderes mundiales y 
grandes fortunas como el fabricante de armas Beretta. Convertida en la 
‘Meca de la caza menor’ la gestiona Javier Juan Medem de la Torriente, 
otro cazador de renombre y miembro de una de las sagas familiares con 
más leyenda en el mundo de la caza. Ricardo Medem, abuelo de Javier, 
acompañaba a Franco en sus cacerías. Ricardo, su tío, es uno de los tres
 españoles distinguido con el premio Weatherby y Roberto, su padre, 
siguió con la tradición. En la boda de Javier fue testigo el Rey Felipe 
VI.
Con
 solo 25 años, se centró en diseñar un producto selecto de organización 
de cacerías en España. Y lo ha logrado. Cacerías de lujo a medida en 
1.000 hectáreas en pleno corazón de la naturaleza en Castellar de 
Santiago que lo convierte en un paraíso salpicado de olivos, viñas y 
paisajes infinitos natural, un remanso de paz y del lujo en el que cazar
 y alojarse de un hotel de siete estrellas decorado por su mujer, la 
interiorista Almudena del Moral.
La
 organización se encarga de todo: flamantes vehículos 4x4 con chóferes 
particulares, doncellas ataviadas de uniforme o la importación de armas.
 Estos son algunos de los ingredientes de un servicio exclusivo de caza 
en el que cada día de safari puede llegar a costar 60.000 euros. Sumen 
ceros y Vips en esta lista. Carolina de Mónaco, el Rey Emérito, la 
jequesa de Qatar, CEOs como el de CocaCola ya han disfrutado de este 
paraíso al que se puede llegar aterrizando en su aeropuerto privado. La 
sociedad que gestiona este aeródromo se gestiona a través de la empresa 
Pista La Perdiz S.L. en la que el banquero Jaime Botín, con propiedades 
en la zona, tiene un 50% y derecho de servidumbre incluido.
Castilla-La Mancha, a la cabeza
En
 Castilla-La Mancha se aglutinan la mayor parte de las fincas propiedad 
de los empresarios más relevantes de nuestro país. Utilizan sus 
propiedades para su uso y disfrute y para cerrar acuerdos y agasajar a 
otros empresarios. Un buen ejemplo es Villar Mir, que adquirió La 
Salceda, de 2.800 hectáreas a Mario Conde, y La Dehesa del Carrizal, en 
Retuerta del Bullarque, en la que elabora vinos.
En
 Aranjuez, a tan solo 50 kilómetros de Madrid, Manuel Falcó, VI duque de
 Fernán Nuñez, posee La Flamenca, un coto de 4.000 hectáreas, punto de 
encuentro para cobrarse sus populares perdices. Aquí estuvo Manuel Fraga
 junto a otros dirigentes populares justo un día antes de la tragedia 
del Prestige. También han pisado sus terrenos Felipe VI y Letizia. Con 
aeropuerto privado, más de 60 ojeos diferentes, los huéspedes se alojan 
en la Casa del Monte, una residencia confortable, muy próxima al 
palacete que ocupa el duque en lo alto de una colina. La finca la 
gestiona a través de la sociedad Explotaciones La Flamenca S.L, 
constituida en 2016 y de la que es administrador único. Tiene en su 
hemeroteca alguna que otra denuncia de los ecologistas por ampliar la 
veda fuera de las fechas oficiales.
Javier
 Corsini Freese es el encargado de organizar las cacerías. El empresario
 es hermano del ex presidente de Renfe con el gobierno de Aznar, yerno 
de Manuel Prado y Colón de Carvajal, íntimo del Rey emérito Don Juan 
Carlos, y amigo personal de Jaime de Marichalar. No es su única finca. 
Javier Corsini organiza a través de la empresa Great Spanish Hunts 
cacerías de diferentes especies en “las mejores fincas” de España y en 
otros países como Rumanía, Rusia o Nueva Zeland, además de ofrecerse 
como intermediario para vender y comprar fincas con total la discreción.
 Otros reputados cazadores como Fernando Saiz Luca de Tena e Íñigo 
Moreno de Arteaga, marqués de Laserna y cazador de fama internacional 
casado con Teresa de Borbón Dos Sicilias, hermana del infante Don 
Carlos, gestionan la finca 'La Camocha', propiedad del conde de la 
Cañada, Manuel de la Barreda.
Muy
 cerca del coto se encuentra otro coto, Pinos Altos, una extensión de 
diez mil hectáreas con un lujoso hotel de catorce habitaciones del siglo
 XVI restaurado propiedad de la familia Saiz Luca de Tena desde . Allí 
se alojó el ex presidente americano George Bush durante su visita a 
nuestro país acompañado del Rey emérito. Sus dueños venden exclusividad,
 trato exquisito y elegancia clásica. En el equipo trabaja también 
Beltrán Cotoner, hijo de Nicolás Cotoner, marques de Ariany y nieto de 
Nicolás Cotoner y Coroner, marqués de Mondejar y primer jefe de la Casa 
del Rey.
Casi
 la mitad de las 40.800 hectáreas del Parque nacional de Cabañeros son 
fincas privadas. Entre sus propietarios de la que llaman la ‘Marbella de
 invierno’ figuran apellidos ilustres como Alberto Cortina y Alberto 
Alcocer, cuyas escopetas son bien conocidas. La puntería de Abelló es 
bien en estos lares en los que posee, entre otras, la finca ‘El 
Lobillo’, de 7.000 hectáreas, o Las Navas, en la que cría corzos de 
concurso. Aunque la caza está prohibida dentro de este entorno natural, 
se permitió a los propietarios este método para controlar la caza mayor 
hasta 2020 gracias a una enmienda introducida en el Senado por el 
Partido Popular.
Entre
 Toledo y Ciudad Real se sitúa 'Finca Cabañeros', una gran finca privada
 de caza con cortijo incluido propiedad del matrimonio formado por el 
naviero Alejandro Aznar y Mónica Oriol, ex presidenta del Cículo de 
Empresarios. El titular de la propiedad es la empresa Ibaizabal, 
presidida por Alejandro Aznar, presidente de las Bodegas Marqués de 
Riscal. La finca tiene varias sanciones en su haber. Entre otras, una 
multa de 220.000 euros por abrir cinco cortafuegos sin permiso en una 
parte de la finca que pertenece a Comercial Marítima de Transportes que 
se suma a otra que condenó a los dueños a pagar otros 230.000 euros por 
cortafuegos abiertos en la parte del coto cuyo dueño es Inmobiliaria del
 Bullaque.
Ambas
 empresas están participadas por el grupo financiero Ibaizabal. Los 
ecologistas también denunciaron al matrimonio por construir en la 
vivienda de 1.900 metros cuadrados un resort de lujo para cazadores.  El
 empresario heredó la privilegiada finca de su familia con posesiones en
 la zona desde 1940. En un principio tenía casi 17.000 hectáreas pero se
 redujo a 7.000 cuando el Gobierno adquirió el resto por 4,8 millones de
 euros. En este coto han cazado famosos como Franco, Fraga o los 
marqueses de Villaverde.
En
 este paisaje de cotos privados, al suroeste de Albacete, en Povedilla, 
encontramos la finca El Palomar, un paraíso cinegético al que llegan 
cazadores de todo el mundo y en el que el Rey Emérito batió el récord de venado en 1988 y en el 2000.
 Su propietario es el ganadero Samuel Flores, uno de los mayores 
propietarios de tierras en nuestro país y suegro de Adolfo Suárez 
Illana. Posee esta propiedad desde 1900 cuando la adquirió a la Casa 
Montijo. 
Toros en Los Samueles
En
 ella pastan Los Samueles, sus regios toros, que conviven en la dehesa 
con venados, corzos, ciervos, muflones, perdiz roja o especies 
protegidas como el águila o el búho imperial junto a tierras de cultivo 
de cereal. Cazar en esta inmensa finca cuesta a partir de 300 euros por 
día. También se puede pasear a caballo, pescar en el pantano privado que
 existe en el centro de la finca, celebrar reuniones, o campamentos de 
verano a los que han asistido, entre otros niños, ilustres como Felipe 
Juan Froilán y su hermana Victoria Federica o los hijos de Ortega Cano y
 Rocio Jurado.
Flores
 cría aquí una yeguada que se trajo en el 2000 desde ‘Los Alarcones’, 
otra de sus fincas, y cuyos ejemplares pueden adquirirse. La finca la 
gestiona a través de Agropecuaria Sierra Morena El Palomar S.L., de la 
que es el accionista mayoritario y administrador único. No es la única. 
Tiene otras muchas fincas en las que organiza jornadas de caza menor 
como Castillo de Montizón, en Villamanrique, o Coto Camilo, a tan solo 
quince minutos de El Palomar. Las gestiona a través de Castillo de 
Montizón S.L. y Coto Camilo S.L.. Ambas tienen activos millonarios y 
arrojan unos ingresos muchos más discretos que la anterior.
Los Melonares, una finca con sabor andaluz
Pisamos,
 por último, Castilblanco de los Arroyos en Sevilla. ‘Los Melonares’, 
una finca de 1.000 hectáreas con solera con exuberantes dehesas, 
profundos barrancos y bellas praderas bañada por un embalse. Allí la 
familia Madariaga ha creado un cortijo señorial con recio sabor andaluz 
en el que sentirse cómodo mientras se disfruta de la caza de perdiz, de 
jabalí o de caza a mano mientras se disfruta de paseos en un entorno 
natural privilegiado y del ‘taco’, un exquisito aperitivo con el sabor 
de la tierra.
El
 coto también cuenta con un museo de caza de fama internacional y la 
exposición de trofeos de Valentín Madariaga, el primer cazador español 
que ganó el Premio Weatherby en 1977, equivalente al Nobel en el sector 
con más de 200 safaris a sus espaldas y 350 piezas cobradas. Gallego, 
afincado en Sevilla, heredó la pasión por la caza y la naturaleza de su 
padre, pasaba cincuenta días al año cazando en cualquier parte del mundo
 de la que le faltara una especie. En la ciudad hispalense, creó la 
primera consultoria que asesoraba a empresas, fue promotor y directivo 
de múltiples sociedades. Tras su fallecimiento en 2002, sus cinco hijos 
heredaron el grupo empresarial MP , su afición por la caza y el coto. La
 finca la gestionan a través de la empresa Hacienda Los Melonares, desde
 2004, en la que figura sus hijos Romualdo, como administrador único, y 
Paz, como apoderada. Romualdo es el actual presidente del legado 
familiar.
La lista está inacabada, pero este recorrido es un buen ejemplo de cómo España sigue siendo un país de ilustres cazadores.