Desde las entrañas…
Antes
de ayer tuvimos que sufrir nuevamente la calidad de nuestros políticos.
En medio del desastre que estamos sufriendo y que va a empeorar,
tenemos que sufrir las visitas del señor Sánchez a los quemados.
¿Pero no ha visto usted ya suficiente quemado en el anterior incendio de La Culebra? Ese en el que le dijo al paisano que no se preocupara, que usted lo iba a arreglar. ¡Bien le contesto el paisano…!
Ni
usted ni ninguno de sus acólitos «lameculos», incompetentes o radicales
de absurdas ideologías, son bienvenidos a los quemados; tampoco lo son,
desde luego, el resto de políticos que por allí desfilan, sean del
partido que sean. Y, ¿por qué? Porque a ustedes ya se les ha visto el plumero, que ya no engañan a nadie, por lo menos no a la gente del campo.
Ustedes han abandonado al campo, les ha dado igual las manifestaciones, las reivindicaciones, las huelgas…
Les da todo igual, se dedican a dar paseítos y sonrisitas y hablarnos
de Putin, del cambio climático, incluso de los designios de Dios o la
fuerza de la naturaleza…
Que no, que
no queremos oír más sus tonterías, sus ideologías, sus leyes y normas
que nadie sabe de la mente de qué enfermo o incompetente han salido.
La gente del campo sabemos lo que hay que hacer.
Los montes, la biodiversidad y todas esas palabras que quieran ustedes
ponerle al medio natural solo han llegado a nuestros días por una razón,
y esa es que se ha cuidado por parte de sus dueños, o de sus
poseedores, la gente de los pueblos, los cazadores, los pescadores,
agricultores y ganaderos. No son ustedes con sus absurdas prohibiciones o
rimbombantes nombrecitos los que han conservado el medio, ¿piensa usted que solo por denominar a algo ‘reserva de la biosfera’ o cualquier otra sandez, el fuego ya no lo va a tocar?
Se apropian ustedes del patrimonio de la gente que, con su trabajo, ha logrado traer esas joyas hasta aquí; se
apropian del patrimonio natural de los españoles imponiendo absurdas
ideologías y normas, prohibiendo los usos que han funcionado y,
todo ello, por las estúpidas ideologías de «ecolonazis» de los que les
gusta rodearse. Y, después de apropiárselo, lo abandonan todo, porque
una cosa es predicar y otra dar trigo, ¿verdad?
No queremos verlos a ustedes más en los quemados, vengan ustedes cuando el fuego está vivo y traigan un batefuegos o un azadón,
a ver si así se enteran de una puñetera vez lo que está sufriendo la
gente de los pueblos, no la España vaciada, sino la España empujada al
vacío.
Esa gente está apagando el fuego con cubos, con palas, con sus vehículos, con ramas, algunos dejándose la piel. ¿Dónde están los «ecolonazis» de ciudad y los políticos cuando estalla el fuego? ¿Por qué no van todos corriendo al monte?
La
gente de los pueblos, la gente del campo, una vez más, es quien
defiende el campo, mientras ustedes se dedican a darse paseítos.
No hay medios de extinción suficientes, no se ha invertido en el
cuidado y mantenimiento de las masas forestales, en acciones de
prevención, en valorización de la naturaleza, sino, al contrario, parece
que cuanto más lo arruinan más contentos están ustedes, ¿y encima
vienen a darse paseítos y no piden ni perdón? ¡Váyase usted al Falcon!
Alberto Monje Luna | Ingeniero de Montes